Silvia Molina, investigadora del CEDLA (Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, La Paz, Bolivia), habló sobre su reciente publicación “Mujeres y Energía”, donde analizó una serie de iniciativas lideradas por mujeres y organizaciones locales para enfrentar proyectos hidroeléctricos y otros proyectos relacionados con la energía. El webinario se centró en tres temas específicos: las formas en que el contexto, los actores y las dinámicas de poder se desarrollan en la gobernanza de la infraestructura (y cómo esto se refleja en el marco conceptual del proyecto Gobernanza e Infraestructura en la Amazonia-GIA); desigualdades de género y el papel de la mujer en la gobernanza de la infraestructura; y las formas de medir, optimizar y aprender de los resultados de los programas de creación de capacidad. Silvia intercambió ideas con Lidia Antty, líder y activista de propuestas de represas en el río Alto Madera (Comité Binacional para la Defensa de la Vida en la Cuenca del Río Madera y OCMA), así como con investigadores de la Universidad de la Florida (UF) y otros participantes de Colombia y Brasil.
El resultado fue un debate fructífero. Silvia Molina planteó la necesidad de concretar los intereses, alianzas y tipos de poder de los actores poderosos (bancos, empresas, gobierno). También enfatizó el papel y el poder a menudo invisibles (no solo económico, sino también ideológico y político) de los bancos multilaterales de desarrollo y la agencia de la sociedad civil no solo como electores sino como ciudadanos activos. Los analistas de UF plantearon la necesidad de pensar no solo en términos de actores, sino también en términos de sistemas y estructuras —paisajes legales y políticos, sistemas de valores y reglas del juego— que producen y reproducen a los actores y constituyen la base de las desigualdades. La discusión también profundizó en la necesidad de desglosar los tipos de actores entre y dentro de los niveles de gobernanza (es decir, local, subnacional, nacional) y considerar cómo los actores ejercen influencia.
Silvia y Lidia luego discutieron cómo las disparidades estructurales de género se reflejan en el sector de infraestructura. Primero, las mujeres se ven más afectadas por los proyectos de infraestructura (las mujeres sienten muy de cerca los impactos en su economía familiar y en sus comunidades). Además, reciben menos beneficios de la infraestructura (es decir, la mayoría de los proyectos no se diseñan teniendo en cuenta la realidad y las necesidades de las mujeres) y su conocimiento a menudo no se escucha ni se valora. En cuanto a abordar estos desafíos, Silvia destacó la necesidad de fortalecer la articulación, las alianzas y la participación significativa de las mujeres en el ámbito económico y político, tanto a nivel comunitario como a nivel nacional. Para ello, las mujeres necesitan articularse horizontalmente entre los sectores sociales y también con el gobierno (hacia la construcción de propuestas concretas). Las iniciativas que buscan empoderar a las mujeres deben reconocer el trasfondo histórico, la cultura, la identidad y el rol diferenciado de cada grupo de mujeres. También se enfatizó la importancia de crear alianzas con organizaciones que apoyan en la creación de conocimiento como universidades y ONGs, tanto para crear conciencia dentro de las comunidades sobre los impactos potenciales y cómo el «discurso del desarrollo» a menudo no se implementa en la práctica, y para empoderar a los movimientos sociales para responder con técnicas respaldando los reclamos de gobiernos, empresas y bancos.
En general, Silvia dejó en claro que empoderar a las mujeres es un proceso, y también programas de desarrollo de capacidades. Las iniciativas de creación de capacidad no deben concebirse como actividades específicas; en cambio, son procesos que tratan tanto aspectos técnicos como organizativos y que pasan por momentos de alta y baja intensidad, según el contexto y el impulso. La comentarista de la UF, Claudia Romero, sugirió la Teoría del Cambio como una herramienta para comprender, dar seguimiento, formalizar y aprender mejor los resultados de las iniciativas de desarrollo de capacidades. Hacerlo es clave para maximizar los recursos, mejorar los impactos positivos e influir en la formulación de políticas.
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https://drive.google.com/file/d/19hRlbEhrUG3wvlBVPcp0w3xjr40E0Zu_/view?usp=sharing
De “la víctima vulnerable” a las potencialidades y limitantes asociadas con diversas posiciones de femineidad.
En la Presentación del texto de Silvia, Javier Gomez Aguilar subraya un cambio necesario desde programas destinadas a “ayudar” a mujeres, concebidas como vulnerables, hacia procesos que fortalecen las capacidades de organización y acción. Eso implica no sólo transformar las formas de producción sino, más bien, la transformación de las relaciones sociales de dominación y explotación.
Del esencialismo biológico hacia la interseccionalidad: Mujeres, plural
En toda la discusión, me gusta el énfasis en la diversidad de posiciones e identidades de mujeres. Ya nos estamos distanciando del uso del singular “la mujer” para representar poblaciones diversas y dispersas.
Cecilia, una líder local que contribuyo a la discusión, identificó diferencias en las vidas de mujeres que ella ha observado viviendo en el campo y en la ciudad. Cecilia también describe un pueblo donde son las mujeres quienes pescan, mientras los hombres se dedican principalmente a la agricultura. Subraya la importancia de no partir de estereotipos sobre los roles y posiciones de mujeres.
En trabajo con el sector extractivo y las mujeres, me gustaría ver aún más atención a la interseccionalidad entre la diversidad de posiciones (económicas, culturales, geográficas, etnoraciales) que co-producen actores y condiciones diversos bajo las categorías generalizantes: Hombres y Mujeres.
Diagrama del Marco Conceptual presentado en el seminario:
Para su uso indicado de guiar la planificación e implementación, creo que este marco es muy útil. Identifica actores y sectores importantes en las visiones y decisiones relacionadas con infraestructura. Como subraya Claudia Romero, ayuda llamar la atención a las flechas de influencia.
Un segundo marco conceptual –Oct 2020 Jazmin Gonzales Tovar—permite analizar y actuar en un panorama más complejo, reconociendo los actores & factores claves del contexto (fuentes y relaciones estructurales de poder).
Contexto (sigue evolucionando):
Facilitadores e impedimentos exógenos
(Sistemas que gobiernan la economía, los mercados, la política, los derechos, el territorio, la opinión pública y otros)
Fuentes y relaciones estructurales de poder
(Recursos económicos, autoridad política, conocimientos / habilidades, poder colectivo, autoridad ideológica y otros)
Los dos acercamientos se complementan.
1. En el corto alcance, es posible trabajar directamente con actores (educar, negociar, abrir debates y perspectivas). Aquí podemos contribuir a cambios en los proyectos, actitudes, acciones.
2. La búsqueda de cambios transformativos que se sostienen en el largo plazo requiere atención adicional a los contextos (estructuras, sistemas socioculturales, procesos, reglas de juego) que producen y reproducen los actores y sus intereses.
Silvia Molina distingue esfuerzos ya realizado en varios niveles: Antty:
Buenos ideas de Lidia Antty:
En la práctica: ¿A dónde vamos a partir de aquí?
Silvia arguye: dejamos de limitar atención a las mujeres a actividades de asistencialismo. Debemos reconocer sus roles y sus potenciales en la resistencia a sistemas opresoras, y también su capacidad de generar propuestas.
En la investigación: ¿A cuales realidades empíricas debemos hacer atención en género, energía e infraestructura?
En asuntos de energía, ambiente, y el sector extractivo ¿Por qué proponemos dar mayor atención al rol de las mujeres?